Comentario
De cómo el gobernador y su gente comenzaron a caminar por tierra adentro
Estando bien informado el gobernador por do había de hacer la entrada para descubrir la tierra y socorrer los españoles, bien pertrechado de cosas necesarias para hacer la jornada, a 18 días del mes de octubre del dicho año mandó embarcar a la gente que con él había de ir al descubrimiento, con los veintiséis caballos y yeguas que habían escapado en la navegación dicha, los cuales mandó pasar al río de Itabucu, y lo sojuzgó, y tomó la posesión de él en nombre de Su Majestad, como tierra que nuevamente descubría, y dejó en la isla de Santa Catalina ciento cuarenta personas para que se embarcasen y fuesen por la mar al río de la Plata, donde estaba el puerto de Buenos Aires, y mandó a Pedro de Estopiñán Cabeza de Vaca, a quien dejó allí por capitán de la dicha gente, que antes que partiese de la isla forneciese y cargase la nao de bastimentos, ansí para la gente que llevaba como para la que estaba en el puerto de Buenos Aires; y a los indios naturales de la isla, antes que de ella partiese les dio muchas cosas porque quedasen contentos, y de su voluntad se ofrecieron cierta cantidad de ellos a ir en compañía del gobernador y su gente, así para enseñar el camino como para otras cosas necesarias, en que aprovechó harto su ayuda; y ansí, a 2 días del mes de noviembre del dicho año, el gobernador mandó a toda la gente que, demás del bastimento que los indios llevaban, cada uno tomase lo que pudiese llevar para el camino; y el mismo día el gobernador comenzó a caminar con doscientos cincuenta hombres arcabuceros y ballesteros, muy diestros en las armas, y veintiséis de caballo y los dos frailes franciscos y los indios de la isla, y envió la nao a la isla de Santa Catalina para que Pedro de Estopiñán Cabeza de Vaca desembarcase, y fuesen con la gente al puerto de Buenos Aires; y así, el gobernador fue caminando por la tierra adentro, donde pasó grandes trabajos, y la gente que consigo llevaba, y en diecinueve días atravesaron grandes montañas, haciendo grandes talas y cortes en los montes y bosques, abriendo caminos por donde la gente y caballos pudiesen pasar, porque todo era tierra despoblada; y al cabo de diecinueve días, teniendo acabados los bastimentos que sacaron cuando empezaron a marchar, y no teniendo de comer, plugo a Dios que sin se perder ninguna persona de la hueste descubrieron las primeras poblaciones que dicen del Campo, donde hallaron ciertos lugares de indios, que el señor y principal había por nombre Añiriri, y a una jornada de este pueblo estaba otro, donde había otro señor y principal que había por nombre Cipoyay, y adelante de este pueblo estaba otro pueblo de indios, cuyo señor y principal dijo llamarse Tocanguanzu; y como supieron los indios de estos pueblos de la venida del gobernador y gente que consigo iba, lo salieron a rescebir al camino, cargados con muchos bastimentos, muy alegres, mostrando gran placer con su venida, a los cuales el gobernador rescibió con gran placer y amor; y demás de pagarles el precio que valían, a los indios principales de los pueblos les dio graciosamente e hizo mercedes de muchas camisas y otros rescates, de que se tuvieron por contentos. Esta es una gente y generación que se llaman guaraníes; son labradores, que siembran dos veces al año maíz, y asimismo siembran cazabi, crían gallinas a la manera de nuestra España, y patos; tienen en sus casas muchos papagayos, y tienen ocupada muy gran tierra, y todo es una lengua, los cuales comen carne humana, así de indios sus enemigos, con quien tienen guerra, como de cristianos, y aun ellos mismos se comen unos a otros. Es gente muy amiga de guerras, y siempre las tienen y procuran, y es gente muy vengativa; de los cuales pueblos, en nombre de Su Majestad, el gobernador tomó la posesión, como tierra nuevamente descubierta, y la intituló y puso por nombre la provincia de Vera, como paresce por los autos de la posesión, que pasaron por ante Juan de Araoz, escribano de Su Majestad; y hecho esto, a los 29 días de noviembre partió el gobernador y su gente del lugar de Tocanguanzu, y caminando a dos jornadas, a primer día del mes de diciembre llegó a un río que los indios llaman Iguazu, que quiere decir agua grande. Aquí tomaron los pilotos el altura.